Exposición de homenaje a Pedro Manrique Figueroa, precursor del collage en Colombia en la Galería Santa Fe del Planetario Distrital, Bogotá.
Una curaduría Jorge Jaramillo, Francois Bucher, Bernardo Ortíz y Lucas Ospina






















Triple agente (1975)
En esta curiosa trinidad el artista se burla de las tres instituciones que lo han agredido durante su vida y que causaron con su desprecio, una sublimación irreversible en sus aspiraciones anarquistas.

La situación política toma un descanso, Pedro Manrique Figueroa se rinde frente a la indiferencia infinita que ofrece el espacio, y — no falto de la típica charlatanería de un vendedor callejero—nos ofrece pasajes para viajar al más allá.

Bastantes veces las producciones de arte han coincidido en predecir sucesos futuros. Aquí en la Plaza de Bolívar, sobre el antiguo Palacio de Justicia se ve un cielo borrascoso que presagia futuras tormentas. Camilo Torres se encuentra amparado por una reconocida relacionista social, que dada la situación en que Manrique la ha expuesto, su mutilación coincide con el martirio de Santa Teresa. Sin embargo el autor formula la siguiente pregunta: “¿Quién es o quién será el verdadero mártir?”

La presencia de parásitos contagiosos es muy común en los niños de clases populares, gracias a la magia del collage, dichos bichos son trasmitidos a los sobrinos de doña Berta Hernández de Ospina Pérez. Ella, talvez para distraerlos, se ha colocado un parche en el ojo con la figura del ratón Miguelito.

“Los chinos en el infierno están condenados y como castigo eternodeben leer el Libro Rojo de Mao.”

El primer nombre se refiere al atuendo que la Inquisición española hacía lucir a los individuos – incluido el gorro—como castigo por sus supuestos delitos. Manrique, carente de todo tacto, mostró este collage a otro miembro del Partido Comunista durante el Congreso Nacional de 1973. Dicho individuo no compartió las ideas artísticas allí expuestas y asumiendo la fidelidad debida ante el partido, trasmitió sus ideas al resto de los congresales. La interpretación que tradujo la postal fue la de una comparación odiosa de las masas del Partido Comunista con las pertenecientes al Nazismo, lo cual se tradujo en el despido fulminante de Manrique de las filas comunistas colombianas. El artista, en estado paupérrimo, caminó en la noche por las desoladas calles de Cúcuta. Para devolverse a Bogotá debió cambiar sus postales por transporte y comida, dejando lo que Bernardo Ortiz en sus escritos llama “una estela luminosa de estética revolucionaria”. El segundo nombre de la estampa es posterior al primero y se interpreta como una advertencia o consejo irónico de Manrique hacia la juventud.

Es uno de los primeros collages conocidos del autor. Hace referencia a su pueblo, donde dada la violencia y difícil situación económica, sus padres decidieron mandarlo donde un tío en la capital (1946). Allí, en la gran ciudad, trabajaría junto a su tío en el mantenimiento del tranvía, labor que incluía pegar y despegar los avisos publicitarios. Francois Bucher aduce a dicha labor el “engolosinamiento abrumador” que Manrique siente por las imágenes. Dicho trabajo en el tranvía, por obvias razones, sólo duraría hasta el 9 de abril de 1948.

Manrique deja esta pista a sus biógrafos, como buen humano pudo haber estado enamorado y sufrir los malestares de una incomprensiva suegra. Más que un collage es un fotodrama.

Collage de la época de San Victorino donde Manrique entre sus ventas de estampas religiosas camuflaba estampitas alteradas por sus inquietudes artísticas. En la imagen se pueden observar amputacionews directas de las páginas de la Biblia. Dichos fragmentos alegóricos juegan simbólicamente con el título, pues si bien aquí la Biblia no debe ser tocada, se delata el contraste con el país de la India, la barbarie con que las gentes de estas tierras sacrifican a los animales.

Hubo una época en Colombia donde todo buen zapatero debía tener bajo el colchón un ejemplar de alguna de las obras del pensador alemán Federico Nietzsche. Manrique toma la frase del “eterno retorno” y la hace confluir en esta imagen de la juventud donde los iconos de todas las revoluciones se encuentran. “Pambelé no noquea a Cristo ¡Carajo!”, frase de Manuel Hernández en un libro reaccionario sobre Manrique publicado por Bibliográficas Rodríguez y Peña.












Carta de Pedro Manrique Figueroa a Omaira Montilla
Bogotá, 3 de septiembre de 1975
Omaira,
Estuve el otro día hablando con Carlos Velazco y él me contó la posibilidad de hacer nuevamente la reunión en Barranca. Sería en Noviembre así que te sujiero dejes esas fechas libres, al parecer el asunto del sindicato va por buen camino. Espero que puedas ir puesto que para ambos sólo esas ocasiones especiales nos comunican.
Con respecto a mí, no puedo decir mucho, nuevamente he intentado entrar al concurso nacional de artistas (sic) pero me han rechazado, sin embargo sigo haciendo mis pegotes pues en mis ratos libres es lo único que tengo. Claro que también leo mucho. Te cuento que me mudé de las Cruces pues tuve un problema con la dueña de la pieza, ella quería que le pagara más pero con el sueldo de la imprenta apenas me alcanza. Ahora estoy en la pensión “Las Nieves” en la plaza del mismo nombre aunque aquí me han dicho que no se recibe correspondencia, SI ME ESCRIBES PUEDES HACERLO A DONDE Cayón, con él me veo de vez en cuando y ya está avisado. El otro día estuve por las universidades y me di cuenta de la cantidad de gente que estudia arte, a veces uno puede hablar con alguien y darse cuenta de lo efímero de sus preocupaciones. Yo, en cambio, como la mayoría de la gente debo trabajar en otras cosas, esta ciudad no me acepta, yo que pensaba que bastaba con decir que uno era un artista. Cuando hago eso la gente se ríe y aunque yo digo que trabajo me toman por vago. A veces me gustaría volver al campo, tal vez allá, aunque la gente no entienda, no se tiene la tentación de las exposiciones. Bueno, creo que esto se está volviendo muy personal, muchos saludos a todos por allá, un abrazo,
Pedro











Programa Tiempo Libre de la unidad de televisión de Colcultura dedicado a la exposición Homenaje a Pedro Manrique Figueroa, precursor del collage en Colombia hecha en 1996 en la Galería Santa Fe del Planetario de Distrital. El programa fue dirigido por Elvia Beatriz Mejia, la realización fue de Johana Rodríguez y contó con la investigación y diseño conceptual de Adolfo Chaparro y la musicalización de Carlos Heredia. Participan Eduardo Pradilla, Ignacio Abello, Mauricio Nieto, Manuel Hernández, María Teresa Guerrero, Víctor Manuel Rodríguez, Francois Bucher y la aparición especial de Rogelio Sandoval como Pedro Manrique Figueroa. Agradecimientos al club de billares San Marino y a los testimonios de algunos de sus habituales de la época.

Véalo aquí > https://www.youtube.com/watch?v=Jp_lCnYpmzc








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